La información entra a nuestro cerebro a través de los sentidos, es transformada de acuerdo con la propia experiencia y guardada en la memoria para utilizarla cuando sea preciso.
Los procesos cognitivos, nos permiten atender, percibir, memorizar, recordar, expresarnos y pensar, entre otras funciones.
Cada ser humano categoriza la realidad e interpreta cada suceso según los aprendizajes que haya integrado y según los hechos o sucesos de su vida, dando rutas específicas en el cerebro que van a otorgar la virtud de que con cerebros similares seamos diferentes.
Estas rutas, son redes complejas de información por donde viajan los estímulos que entran por los sentidos y que activarán distintas áreas cerebrales. Cerrar una puerta de acceso de información, hará que estas rutas se modifiquen y que se reestructure nuestro cerebro perdiendo parte de nuestra esencia y de nuestra identidad.
Dentro de la cognición hay procesos que se denominan básicos que son la memoria, la atención y la percepción y otros que se denominan complejos que son el lenguaje y el pensamiento.
El lenguaje es un sistema de signos simbólicos que nos sirve para comunicarnos y para configurar nuestro pensamiento. El lenguaje humano es creativo, impredecible y posee propiedades específicas que lo hacen diferente de todos los códigos de comunicación no humanos. Es decir, nos posiciona como especie superior y nos diferencia de los animales.
El proceso del lenguaje se da por múltiples procesos cognitivos:
Aunque todas las áreas del cerebro están conectadas, el acceso o la puerta principal para formar el lenguaje y por tanto el pensamiento, es la audición. Es por ello por lo que personas ciegas de nacimiento, son capaces de desarrollar el lenguaje sin ninguna dificultad, de hablar múltiples idiomas, estudiar carreras universitarias superiores y relacionarse con el medio. En cambio, un niño que nace sordo y no se resuelve el problema, sólo desarrollará procesos básicos, pero nunca podrá generar los procesos más complejos que son lenguaje y pensamiento. Los sistemas de comunicación a través de la vista son una solución a medias, ya que se ha demostrado que las funciones cerebrales en estos individuos son muy básicas.
Si durante los primeros 4 años de vida no oímos ya nunca más podremos desarrollar el lenguaje y el pensamiento de manera natural. La puerta de acceso se habrá cerrado casi por completo.
¿Qué es el pensamiento?
El pensamiento es la capacidad que el ser humano tiene de utilizar el lenguaje para formar ideas y representaciones de la realidad, relacionar unas con otras, reflexionar y resolver los obstáculos del día a día. Es esa voz interna que nos acompaña durante toda la vida y que nos permite razonar, decidir, comunicarnos, preparar un discurso, imaginar y aprender nuevos conocimientos.
¿Cómo adquirimos el lenguaje?
La primera etapa. Cuando nacemos el sonido entra a través del oído y viaja por la vía auditiva, camino que tiene diversas paradas donde la información auditiva será procesada e integrada hasta llegar al lóbulo temporal. La información que corresponde a la voz se transmite al área de Wernicke que dota de significado a lo que oímos en el hemisferio izquierdo en la mayoría de las personas (normalmente en diestros). Pero para darle significado primero hay que llenar la memoria auditiva de sonidos de la voz, activar otros tipos de memoria y que esos sonidos pasen una y otra vez hasta que sean fijados. El hemisferio derecho en cambio hace procesos más sencillos y está listo antes para interpretar la melodía, rapidez, inflexiones de los discursos lingüísticos y los aspectos emocionales de la voz. Por eso un niño, antes de dar significado a las palabras, es capaz de saber si su madre le habla con cariño o está enfadada.
Más adelante cuando el hemisferio izquierdo esté preparado el derecho empezará a guardar información para que en un futuro entienda las frases con doble significado o las metáforas.
La segunda etapa. Cuando la memoria tiene suficiente información auditiva empezaremos a pronunciar palabras conectando Wernicke con el Área de Broca, donde se encuentra los programas motores que permiten la correcta articulación de los sonidos del habla. Finalmente, la información se transmite al Área motora primaria del lóbulo frontal, donde se encuentran las fibras corticoespinales que permitirán el movimiento de los músculos bucofonatorios.
La Tercera etapa. Cuando empecemos a aprender a leer el área visual primaria, conectará con las áreas visuales asociativas y alcanza la circunvolución angular izquierda, quien integra los estímulos visuales y auditivos de manera conjunta, transmitiendo la información al Área de Wernicke. A través de varios núcleos talámicos el lenguaje comprensivo y expresivo se regularán y estarán coordinados de por vida, siempre y cuando haya un refresco de la información auditiva que está guardada en la memoria y no haya lesiones a estos niveles. Y todas estas áreas conectan con el resto de los sentidos que nos faltaban, olfato, gusto y tacto. Todo lo que entre a través de nuestros sentidos será procesado como lenguaje y etiquetado para entender lo que llega a nuestro cerebro, ya sea el olor de nuestra madre, o la caricia de una pluma, cada vez que entre, activará todas estas áreas cerebrales y se guardará para que podamos interpretar en un futuro en cuestión de milisegundos cualquier estímulo de nuestro entorno y estemos preparados para dar una respuesta, ya sea sonreír, estornudar, alejarnos, salivar, hablar…
Durante los primeros 4 años de vida, ocurren todas estas funciones que serán los pilares de nuestro pensamiento.